Las cosas están realmente mal para Nissan en este momento, y por supuesto, Infiniti es la división de lujo, lo esta sufriendo.
Luego de la presentación «Global» (no fue nada de global) del Infiniti QX60, donde sus ejecutivos hicieron la vista gorda con los mas poderosos medios hispanos, e invitaron solo a sus mas cercanos «llamémosle así» medios hispanos, un par de YouTubers y amigos de los relacionistas públicos. Un fiasco que pienso dejará muerto a Infiniti ante los hispanos, ante de su caída general, que se espera sea cerca del 2030.
Por qué Infiniti no podrá cruzar la década?
En 2019 sucedieron muchas cosas que configuran la inevitable desaparición de la marca Infiniti.
En primer lugar, la empresa matriz Nissan perdió el 11% de las ventas en Estados Unidos. Eso es 11% en solo 2019. Nissan también experimentó una caída del 73% en las ganancias globales en los primeros dos trimestres de 2019.
Se estima que Nissan no obtuvo ganancias en 2019. También en 2019, Infiniti fue retirado por completo del mercado de Europa Occidental. Nissan le echó la culpa al Brexit y a un plan de reestructuración que se estaba llevando a cabo internamente. A alguien había que culpar por el debacle.
Algunos de los problemas que afectan a Infiniti estaban fuera de su control, pero mucho de lo que está derribando a Infiniti fue autoinfligido. Cosas como la falta de nuevos modelos, y paupérrimos ejecutivos.
Durante los últimos años, los nuevos modelos han sido una rareza para Infiniti. Es el elemento vital de la fabricación de automóviles, pero la línea de productos de Nissan en su mayor parte se ha dejado sola.
Sí, es caro desarrollar vehículos nuevos. Pero ese es el negocio de la fabricación de vehículos, siempre desarrollar autos nuevos. Es el precio de esta vigente.
Especialmente ahora con la nueva tecnología de seguridad y mejores procesos de fabricación, tener modelos más antiguos y tratar de venderlos es bastante tonto.
La debacle de Carlos Ghosn
El ex director ejecutivo de Nissan fue arrestado por fraude, presuntamente por malversación de fondos de la empresa y por no informar algunas de sus ganancias.
Cuando Ghosn fue director ejecutivo, presionó a los distribuidores para que alcanzaran objetivos de ventas agresivos. Nissan vendía más pero ganaba menos.
En algunos casos, los concesionarios vendieron automóviles sin ganancias solo para mover los modelos y alcanzar los objetivos de ventas.
La idea de Ghosn es llegar a la cima de ventas en el mundo, y lo consiguió con todo el grupo. Pero eran números fantasiosos que no pudieron mantener.
Los SUV están calientes, ya que son los generadores de dinero de la industria en este momento. Pero las ventas han sido planas para el SUV insignia de Infiniti, el QX80.
El Infinti QX80 hizo su debut en 2011 cumpliendo 10 años. Hoy no puede competir con el Cadillac Escalade y el Ford Expedition. nunca pudo competir contra su acérrimo enemigo, el Lexus LS 570.
Las cosas son aún peores para el SUV compacto de lujo QX50 de Infiniti, que se fabrica en México. Nunca fue lo que se pensó que podía ser.
Nissan ha admitido que una cartera de productos obsoleta y los esfuerzos continuos para normalizar las ventas, han perjudicado las ganancias.
El plan de Nissan para traer de vuelta Infinity era comercializarlo como líder en tecnología. Se suponía que su motor VC-Turbo revolucionaría la industria automotriz con el rendimiento de la gasolina.
Eso no ha sucedido. La exageración era que el VC podría rivalizar con los números de economía de combustible híbrida, pero con 22 mpg esa idea era una un mal chiste. El bombo publicitario del VC fue una mentira.
Nissan piensa que los modelos eléctricos serán el fuerte de Infiniti, como una píldora mágica para salvar a su subsidiaria de lujo, algo que pudiera ser, pero con ejecutivos agresivos y capaces, e Infiniti carece de ellos.
Tomará más de una década para decidir como se salvará Infiniti, sin una muestra de inteligencia, y una gran falta de conciencia en muchos niveles, será difícil.
Es un momento difícil para estar en el negocio del automóvil, con toda la incertidumbre de la autonomía y la lenta aceptación de los vehículos eléctricos, solo los que han sido inteligentes saldrán ilesos del cambio.
E Infiniti no tiene el dinero, ni los ejecutivos que respondan a tan fuerte compromiso con el futuro tienen la capacidad para sacarlo adelante.